Párkinson y diabetes

• Se ha vinculado un mayor riesgo de Parkinson en pacientes con diabetes y en base a ello se investiga el papel de los tratamientos para la diabetes para reducir el riesgo de sufrir Parkinson o frenar su progresión.

• Se publica un estudio en 100.288 pacientes con diabetes, de los que 329 (0.3%) desarrollaron Parkinson.

• Los pacientes que recibían inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP4) (sitagliptina, saxagliptina y linagliptina) y agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) (exanatida y liraglutida) desarrollaron con menor frecuencia Parkinson, en comparación con el uso de otros medicamentos antidiabéticos orales.

• Este estudio sugiere el posible papel protector contra el Parkinson de los inhibidores de DPP4 (sitagliptina, saxagliptina y linagliptina y miméticos de GLP-1 (exanatida y liraglutida).
Se ha vinculado un mayor riesgo de enfermedad de Parkinson en los sujetos con diabetes mellitus y se ha sugerido que los fármacos para tratar la diabetes podrían ayudar a reducir el riesgo de Parkinson. De hecho, algún ensayo con /b> exenatida (agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1), ha demostrado eficacia en reducir la progresión motora en pacientes con enfermedad de Parkinson. Una posibilidad es investigar en una gran población de pacientes con diabetes el uso de diferentes fármacos y analizar la incidencia de enfermedad, ajustando por otras muchas variables. Se publica un estudio llevado a cabo por investigadores de Reino Unido en la revista Brain que analiza este interesante aspecto.
Diabetes[1]
Compararon el riesgo de enfermedad de Parkinson en pacientes con diabetes tratados con tiazolidinedionas (glitazonas), agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) (exanatida y liraglutida) e inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP4) (sitagliptina, saxagliptina y linagliptina), con el riesgo de enfermedad de Parkinson de pacientes que recibían otros fármacos hipoglucemiantes orales. Se realizó un estudio de cohorte longitudinal utilizando datos históricos de atención primaria de Reino Unido (The Health Improvement Network). Se incluyeron en nuestro estudio pacientes con un diagnóstico de diabetes y un mínimo de dos recetas de medicamentos para la diabetes entre enero de 2006 y enero de 2019. Identificaron los casos de Parkinson según el registro clínico y compararon la frecuencia en los distintos grupos según el fármaco antidiabético utilizado. Los resultados se analizaron por separado para los usuarios de insulina.
De un total de 100.288 pacientes con diabetes (edad media de 63 años], 329 (0.3%) fueron diagnosticados con la enfermedad de Parkinson durante la mediana de seguimiento de 3.3 años. La incidencia de enfermedad de Parkinson fue de 8 por 10.000 personas-año en 21.175 pacientes que usaban glitazonas, 5 por 10.000 personas-año en 36.897 pacientes que usaban inhibidores de la DPP4 y 4 por 10.000 personas-año en 10.684 que usaban miméticos de GLP-1, 6.861 de los cuales recibieron inhibidores de GTZ y / o DPP4 antes de usar miméticos de GLP-1.

En comparación con la incidencia de la enfermedad de Parkinson en el grupo de comparación (10 por 10.000 personas-año), los resultados ajustados no mostraron evidencia de asociación alguna entre el uso de glitazonas y la enfermedad de Parkinson, pero hubo pruebas sólidas de una asociación inversa entre el uso de inhibidores de DPP4 (probabilidad un 35% menor) y miméticos de GLP-1 (probabilidad un 60% menor) y la aparición de la enfermedad de Parkinson. Los resultados para los usuarios de insulina fueron en la misma dirección, pero el tamaño general de este grupo fue pequeño.

En conclusión, la incidencia de la enfermedad de Parkinson en pacientes diagnosticados con diabetes varía sustancialmente según el tratamiento para la diabetes recibido. El uso de inhibidores de DPP4 y/o miméticos de GLP-1 se asocia con una tasa más baja de enfermedad de Parkinson en comparación con el uso de otros medicamentos antidiabéticos orales.
Octubre de 2020
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA
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Accede al ensayo de terapia musical realizado en ASPARBI

Ensayo de terapia musical realizado en ASPARBI

¿Cómo actúa Parkinsongs?
La música llega a diferentes áreas del cerebro activando la conectividad entre ellas y actuando positivamente,
en nuestros pensamientos y nuestro estado de ánimo.

Se selecciona un grupo de 17 personas afectadas por la enfermedad de Parkinson, de las cuales 10 son hombres y 7 mujeres, de edad comprendida entre los 43 y 80 años aunque la media es de unos 55 años de edad.

Se les entrega la música el día 12 de enero de 2017.

Se crea un grupo de WhatsApp con todos los participantes para poder compartir y comentar lo que van sintiendo. Desde la Asociación Parkinson Bizkaia – ASPARBI, se diseña una ficha con el objetivo de realizar un seguimiento personal de cada participante en el estudio.

Tres semanas después, de los 17 participantes:

1. La mayoría coincide en que su nivel de ansiedad ha bajado y están más relajados.
2. Tres personas comentan que no están siendo constantes en ponerse la música todos los días, el resto sí.
3. Un paciente comenta que no siente nada pero que va a seguir haciéndolo.
4. Otros de los participantes que no dormían bien, ahora duermen mejor.
5. Otra persona dice que siente menos rigidez, le levanta el humor además de estar más relajado.
6. Un hombre nota que, además de dormir mejor y relajarse más con la música de «Joy», está más ágil en su aseo personal, sobre todo al afeitarse.
7. Una persona que se bloqueaba bastante, al empezar con este ensayo, ha notado una considerable mejoría, no se bloquea tanto. Y, si le comienza el bloqueo, se pone la música y mejora. Además, el tiempo entre bloqueos se ha alargado, también ha notado que los mareos se le reducen y al conducir siente menos rigidez.
8. Otros participantes coinciden en que durante todo el día, en general, se sienten mejor.

En general, la percepción del grupo, es que sienten menor rigidez.

ENSAYO DIRIGIDO POR MARISA RIERA, TERAPEUTA DE LA ASOCIACIÓN DE BIZKAIA DE PARKINSON

Cycling for Freezing Gait in Parkinson’s Disease

A 58-year-old man with a 10-year history of idiopathic Parkinson’s disease presented with an incapacitating freezing of gait. However, the patient’s ability to ride a bicycle was remarkably preserved. (In Video 2, the patient is not wearing a safety helmet because in the Netherlands, wearing a safety helmet is neither required by law nor customary.)

Afectados de Párkinson prueban una novedosa terapia musical

El pasado miércoles 28 de diciembre la terapeuta musical Marta Toro presentó en la Asociación Parkinson Bizkaia – Asparbi una novedosa técnica de terapia musical destinada a la personas afectadas por la enfermedad de Parkinson.

Marta Toro es Doctora en Ciencias por la Universidad de Viena, con Máster en Neurociencias y con estudios de piano, canto y composición. Se ha especializado en diferentes terapias musicales (problemas de aprendizaje, TDAH, creatividad, atención, memoria…).

La terapia que ha presentado en Asparbi consta de 4 piezas musicales, cada una de ellas enfocada a lograr un objetivo específico. Socios y socias afectados de Parkinson podrán experimentar esta terapia cuyo uso se realiza de manera individual, como una herramienta para mejorar el día a día en sus actividades cotidianas.

La finalidad de este experimento es explorar cuales son los beneficios de este tipo de terapias en grupos específicos de personas afectadas por la enfermedad de Parkinson. Entre las posibles virtudes se encuentran la mejora de la marcha, ayuda con los bloqueos, mitigar el insomnio, mejorar el estado de ánimo, relajarse, reducir el nerviosismo y la ansiedad, etc.

Las personas que deseen participar en este estudio pueden apuntarse en la oficina de Asparbi.

“La música es capaz de curar”, entrevista a Robert Cubta, músico y médico

“La música es capaz de curar “Con Robert Gupta
29/12/2013 – 00:00 por Daniel Méndez – publicado en el XL Semanal

Violinista y médico de 26 años. A los 11 entró en la Filarmónica de Israel y a los 19, en la Orquesta de Los Ángeles. Se licenció en Medicina con 17 años. Ha fundado Street Simphony: música para los excluidos.

XLSemanal. ¿La música cura?

Robert Gupta. Sin duda. Tiene un enorme poder terapéutico. Permíteme que, para explicártelo, te hable de una persona que conocí hace algunos años.

XL. Adelante.

R.G. Se llama Nathaniel Ayers. Era un prometedor músico que había estudiado en la célebre Escuela Juilliard de Nueva York. Sin embargo, su carrera quedó truncada porque padecía esquizofrenia. Acabó mendigando en Los Ángeles tocando para sacar dinero. Su historia terminó en un libro y una película, El solista.

XL. Y usted lo ayudó… dándole clases de violín.

R.G. Cuando lo conocí, estaba perdido: se le veía en los ojos. Hablaba de demonios que lo envenenaban mientras dormía. Y sentí miedo.

XL. ¿Miedo?

R.G. No por mí, sino por la posibilidad de no conectar con él. Así que, en lugar de hablar de escalas, me puse a tocar y vi el cambio en su cara. Se acababa de producir una reacción química en su cerebro, y mi música había sido el catalizador.

XL. ¿Y cómo se produce?

R.G. La música afecta a nuestro sistema endocrino, reduce la hormonas causantes del estrés, como el cortisol.

XL. ¿Se usa como terapia?

R.G. ¡Por supuesto! Piensa, por ejemplo, en el trabajo del doctor Gottfried Schlaug, un neurocientífico de Harvard. Él defiende un método cada vez más popular conocido como ‘terapia de entonación melódica’.

XL. ¿En qué consiste?

R.G. Trabajando con afectados por apoplejías afásicas, que no pueden articular una frase breve, se dio cuenta de que, aunque no podían hablar, sí podían cantar la letra de una canción. La música ‘recableaba’ sus cerebros para superar las lesiones que habían sufrido.

XL. ¿Quién más se puede beneficiar?

R.G. Puede ayudar a niños con autismo; en casos de depresión y ansiedad; permite a enfermos de párkinson controlar sus temblores; y se ha visto cómo un paciente con un alzhéimer tan avanzado que ni siquiera reconocía a su familia ha podido tocar una pieza de Chopin que aprendió de pequeño.

XL. ¿Y entendemos el mecanismo?

R.G. Solo en parte. El siglo XX ha sido el siglo de la física: lo ha dominado todo, desde la teoría de la relatividad hasta la bomba atómica. Este, sin embargo, será el siglo el milenio, más bien del cerebro. Encontraremos herramientas que a día de hoy ni siquiera imaginamos.

XL. Pero usted, dividido entre la medicina y la música, optó por esta…

R.G. Fue una decisión muy difícil. A los 17 años obtuve mi licenciatura en Medicina. Estaba enamorado de la neurociencia, pero, al mismo tiempo, había tocado el violín toda mi vida.

XL. Era su pasión.

R.G. Era más que una pasión: era mi oxígeno. Alguien me dijo que la medicina podría esperar, que podría retomarla más adelante. Pero la música no. Así que aposté por ella: me presenté a una audición en la Filarmónica de Los Ángeles y me aceptaron. ¡Era un sueño cumplido!

XL. Y puso en marcha Street Simphony.

R.G. Robert Schumann dijo que el deber de los artistas es enviar luz a la oscuridad de los corazones. ¡El propio Schumann era esquizofrénico y murió en un psiquiátrico! Con Street Simphony queremos llevar esa luz a mucha gente que no tiene acceso a conciertos de música clásica: gente sin hogar, enfermos mentales, veteranos de guerra con estrés postraumático…

XL. ¿Siempre música clásica?

R.G. El estilo es lo de menos. Somos un grupo de activistas que aprovechamos la capacidad de la música para derribar barreras físicas y mentales.

Pregunta a bocajarro

¿Podría crearse una partitura con fines terapéuticos?

Hay experimentos. Un compositor ha creado piezas para centros hospitalarios. Y una vez conocí a un pianista que tocaba en el hall de un hospital. Un médico le dijo que él hacía más por pacientes y familiares que los cirujanos en la sala de operaciones.

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La música, el cerebro y la epigenética … una ventana de oportunidad

El método musical Crecer con Confianza se centra en la etapa de desarrollo neurológico comprendido entre los 7 y los 12 años y está concebido como una herramienta de apoyo a educadores y padres en la tarea de configurar y estructurar la personalidad de los niños. Con este método el niño aprenderá a relajarse en un entorno positivo, se sentirá más tranquilo y ganará seguridad en si mismo. Esto tendrá consecuencias positivas en la configuración de su personalidad y en el desarrollo de su capacidad para el aprendizaje, el comportamiento y la toma de decisiones. ¿Cómo una música específica es capaz de afectar a nuestro ánimo, a nuestro comportamiento y a la química de nuestro cerebro?

Todas estos planteamientos parten de  unos pocos pero decisivos conceptos de la neuropsiquiatría más avanzada, sobre los que se afianza el método. Veamos,  tenemos el concepto de epigenética, que viene a darnos la excelente noticia de que nuestra existencia no sólo está determinada por nuestros genes, visión que realmente nos convierte en pajarillos enjaulados, sino por el aprendizaje y por las respuestas que damos a las señales ambientales. La controversia entre si es el factor hereditario o el medio ambiente el que determina nuestra existencia existe desde hace mucho tiempo y es realmente potente.

En principio se sostuvo que el ADN controlaba nuestras características físicas; después, que los genes también controlaban nuestras emociones y nuestro comportamiento. De esta forma nuestro destino quedaba supeditado a la calidad de los genes recibidos de nuestros padres. Lo que supondría que tendríamos que resignarnos con lo que nos toca en suerte, todo ello sin ninguna capacidad de rectificar. Sin embargo, hoy se sabe que hay células inteligentes que pueden sobrevivir por sí mismas y buscan entornos que les permite subsistir. Analizan los entornos del ambiente en que se hallan y responden de manera que les permita sobrevivir.

Hoy sabemos fuera de toda duda que algunas enfermedades pueden achacarse a un gen defectuoso. Pero este tipo de alteraciones afecta a menos de un 2% de la población. Como dice B.H. Lipton, la mayoría de las personas llega al mundo con genes que deberían permitirle una vida saludable y feliz. Enfermedades crónica como la diabetes, dolencias cardiacas o el cáncer responden a una compleja interacción entre genes y factores ambientales. Son las señales del entorno las que codifican un gen determinado.

Creo que la epigenética es una buena noticia que nos abre la posibilidad de actuar conscientemente sobre nosotros mismos, nos da confianza y poder en nuestras decisiones, que no es poco.

Por otro lado, y para poder afrontar nuestra relación con el exterior, la naturaleza nos ha provisto de dos importantes mecanismos de supervivencia: uno, fundamentado en el principio de crecimiento o desarrollo;  y otro, basado en el principio de  protección.

Lo curioso del tema es que no pueden funcionar a la vez. De forma que, cuando nos encontramos en una situación de emergencia, nuestra reacción será huir o luchar, para lo que necesitamos redistribuir nuestras reservas de energía, inhibiendo el crecimiento. Para crecer, sin embargo, es necesario establecer una relación libre y abierta entre el organismo y el medio; además, inhibir el proceso de crecimiento nos hace más vulnerables y consume mucha energía. Aunque disponemos de un excelente sistema de protección, no está diseñado para permanecer activado de forma continua. Sin embargo, a menudo estamos inmersos en un estado cronificado de preocupación, como si después de afrontar una batalla, nunca tuviéramos paz. Lo cierto es que casi la totalidad de las enfermedades está relacionada en el estrés permanente.

Ahora sabemos que la influencia del factor ambiental sobre nuestra biología es enorme. Lo más importante es no nos deja a merced de un destino infranqueable, sino que nos abre oportunidades, nos brinda la capacidad de elegir, de sentirnos responsables de nuestras vidas y de cambiar puntualmente, ahí donde lo necesitamos.

Se trata de un nuevo paradigma que podremos aplicarnos a nosotros mismos y a nuestros entorno. Bien pensado, si lo trasladamos al mundo infantil, llegaremos a la conclusión de que la influencia que podemos ejercer sobre nuestros niños es enorme y profunda. Hay centenares de estudios que demuestran que nuestra capacidad de influir sobre un niño comienza ya antes de nacer.

El sistema nervioso del feto y del bebé en desarrollo cuenta con un amplio espectro de capacidades sensoriales, de aprendizaje y de una memoria que se conoce como memoria implícita. Su vida en el útero es determinante y afectará profundamente a su salud y a sus comportamientos.

Más adelante, el mundo les proporcionará importantes experiencias que influirán sobre la expresión de los genes y determinarán la unión de las neuronas entre sí, creando las rutas neuronales, que darán origen a una actividad mental única y personal. ¡Una tarea de auténtica ingeniería genética la de ser padres y educadores!

Marta Toro

Creadora y fundadora de Yourattentionplease

http://yourattentionplease.net/